Miércoles de la VI semana del tiempo ordinario
Primera lectura
El primer día del primer mes del año seiscientos uno se secó el agua en la tierra. Noé levantó la cubierta del arca y vio que la tierra estaba ya seca.
Entonces salió del arca y construyó un altar al Señor; tomó animales y aves de toda especie pura y los ofreció en holocausto sobre el altar. Cuando el Señor aspiró la suave fragancia de las ofrendas, se dijo: “No volveré a maldecir la tierra a causa del hombre. Es cierto que el corazón humano se inclina al mal desde su infancia, pero yo no volveré a exterminar a los vivientes, como acabo de hacerlo. Mientras dure la tierra, no han de faltar siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, día y noche”.
Salmo Responsorial
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Levantaré el cáliz de salvación
e invocaré el nombre del Señor.
R. Daré gracias al Señor toda mi vida.
A los ojos del Señor es muy penoso
Que mueran sus amigos.
De la muerte, Señor, me has librado,
a mí, tu esclavo e hijo de esclava.
R. Daré gracias al Señor toda mi vida.
Cumpliré mis promesas al Señor
ante todo su pueblo,
en medio de su templo santo,
que está en Jerusalén.
R. Daré gracias al Señor toda mi vida.
Aclamación antes del Evangelio
Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo
ilumine nuestras mentes,
para que podamos comprender
cuál es la esperanza que nos da su llamamiento.
R. Aleluya.
Evangelio
Jesús le volvió a imponer las manos en los ojos y el hombre comenzó a ver perfectamente bien: estaba curado y veía todo con claridad. Jesús lo mandó a su casa, diciéndole: “Vete a tu casa, y si pasas por el pueblo, no se lo digas a nadie”.