Viernes de la III semana del Tiempo ordinario
Primera lectura
Hermanos: Recuerden aquellos primeros días en que, recién iluminados por el bautismo, tuvieron ustedes que afrontar duros y dolorosos combates. Unas veces fueron expuestos públicamente a los insultos y tormentos. Otras, compartieron los sufrimientos de los hermanos que eran maltratados, se compadecieron de los que estaban en la cárcel y aceptaron con alegría que los despojaran de sus propios bienes, sabiendo ustedes que están en posesión de otros, mejores y perdurables.
Por lo tanto, no pierdan la confianza, pues la recompensa es grande. Lo que ahora necesitan es la perseverancia, para que, cumpliendo la voluntad de Dios, alcancen lo prometido.
Atiendan a lo que dice la Escritura: Pronto, muy pronto, el que ha de venir vendrá y no tardará; y mi justo, si permanece fiel, vivirá; pero si desconfía, dejará de agradarme. Ahora bien, nosotros no somos de los que desconfían y perecen, sino hombres de fe, destinados a salvarnos.
Salmo Responsorial
R. (39a) La salvación de justo es el Señor.
Pon tu esperanza en Dios, practica el bien
y vivirás tranquilo en esta tierra.
Busca en él tu alegría
y te dará el Señor cuanto deseas.
R. La salvación de justo es el Señor.
Pon tu vida en las manos del Señor,
en él confía
y hará que tu virtud y tus derechos
brillen igual que el sol de mediodía.
R. La salvación de justo es el Señor.
Porque aprueba el camino de los justos,
asegura el Señor todos sus pasos;
no quedarán por tierra cuando caigan,
porque el Señor los tiene de su mano.
R. La salvación de justo es el Señor.
La salvación del justo es el Señor;
en la tribulación él es su amparo.
A quien en él confía, Dios la salva,
de los hombres malvados.
R. La salvación de justo es el Señor.
Aclamación antes del Evangelio
R. Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del Reino
a la gente sencilla.
R. Aleluya.
Evangelio
Les dijo también: “¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra”.
Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.