Una Familia Nueva
La historia que les voy a contar sucedió en mi comunidad en Alemania algunas décadas atrás. En este tiempo era una comunidad que cuidaba la tradición católica con mucho fervor.
En la comunidad vivían dos jóvenes que decidieron vivir juntos como pareja, eran de mi edad, y su familia como todas las familias, se conocían entre ellas.
Un día entonces la joven salió de su casa para convivir con el joven en una ciudad vecina. Esto era un hecho nuevo y no aprobado por nuestro entorno. Su madre y especialmente el padre de la joven se enojaron con ella de tal forma, que su padre le dijo, que ya no era más su hija. Incluso en la comunidad se escucharon comentarios fuertes en contra de la joven.
Cómo todos los jóvenes, ellos tenían muchos sueños de construir su vida y con el tiempo tenían tres hijos pequeños. Sin embargo, la buena relación entre los dos jóvenes no duró mucho tiempo.
Un día, los padres de la joven escucharon, que alguien tocó a la puerta de su casa. Ellos abrieron y veían frente a su puerta a su hija con algunas pertenencias y en sus manos a sus tres pequeños hijos. El padre y la madre no pensaron mucho y acogieron a su hija y a los tres niños pequeños con mucha ternura.
El padre de la joven se volvió un verdadero San José, que cuidaba y protegía a su hija y sus tres nietos.
El matrimonio dentro de la estructura social es un valor, tiene su razón en la protección y ayuda para una nueva familia
• ¿Cómo podemos encontrar un buen camino en nuestra vida?
• ¿Qué pasó con la familia joven y con los niños?
Dios nos habla
Is 54,1-10
¡Grita de alegría, estéril, tú que no has dado a luz; en gritos de alegría, aclama, tú que no has conocido los dolores del parto! Porque los hijos de la mujer desamparada son más numerosos que los de la desposada, dice el Señor.
¡Ensancha el espacio de tu carpa, despliega tus lonas sin mezquinar, alarga tus cuerdas, afirma tus estacas! Porque te expandirás a derecha y a izquierda, tu descendencia poseerá naciones enteras y poblará ciudades desoladas.
No temas, porque no te avergonzarás; no te sonrojes, porque no serás confundida: olvidarás la ignominia de tu adolescencia y no te acordarás del oprobio de tu viudez. Porque tu esposo es aquel que te hizo: su nombre es Señor de los ejércitos; tu redentor es el Santo de Israel: él se llama «Dios de toda la tierra.»
Sí, como a una esposa abandonada y afligida te ha llamado el Señor: «¿Acaso se puede despreciar a la esposa de la juventud?», dice el Señor. Por un breve instante te dejé abandonada, pero con gran ternura te uniré conmigo; en un arrebato de indignación, te oculté mi rostro por un instante, pero me compadecí de ti con amor eterno, dice tu redentor, el Señor.
Me sucederá como en los días de Noé, cuando juré que las aguas de Noé no inundarían de nuevo la tierra: así he jurado no irritarme más contra ti ni amenazarte nunca más. Aunque se aparten las montañas y vacilen las colinas, mi amor no se apartará de ti, mi alianza de paz no vacilará, dice el Señor, que se compadeció de ti.
Reflexionamos
Este texto bíblico proviene de la mano del profeta llamado Segundo Isaías, que escribía al pueblo que se encontraba en el destierro de Babilonia cerca del año 550 a.C. Podemos imaginarnos que la situación de la gente no era fácil en la tierra ajena, sin embargo el profeta que se considera continuador del mensaje de Isaías (y por eso sus escritos se incluyen en el libro bajo el mismo nombre), anuncia pronta recuperación de Israel, un nuevo éxodo del pueblo hacia la tierra prometida. Pero ¿será Israel capaz de construir algo nuevo después de los años en el extranjero? El profeta usa la imagen de una mujer que después de los años de esterilidad puede tener un hijo… El pueblo es esa mujer que ha de preparar un lugar con alegría para su familia nueva. Y Dios es su esposo que la recibe con ternura. También a nosotros que somos su pueblo Dios nos trata con ternura. Conoce bien, nuestras fragilidades, nuestro pasado… Dios nos recibe siempre con la ternura del esposo amoroso para cuidar de nosotros y construir el futuro nuevo junto a Él.
Andres Pesta SVD
Dialoguemos
¿Creemos que Dios es Dios de la ternura?
¿Qué espacio en nuestra vida tiene la ternura – tratarnos mutuamente con cuidado, especialmente allí donde estamos frágiles?
¿No usamos el punto débil de alguien en contra de él?
Presentemos algunas oraciones espontáneas que nacen en nuestro corazón…
- Con mayor ternura tratemos a las personas que nos rodean, tomando en cuenta sus vulnerabilidades humanas. ¿Hay personas en nuestro alrededor que se encuentran en situaciones difíciles o han sido vulnerados y por eso necesitan de nosotros?
(para niños): Preparemos un lugar en nuestra casa donde tendremos el pesebre, armamos la casita y colocamos los foquitos pero no los encendemos todavía…
“La ternura es el mejor modo para tocar lo que es frágil en nosotros. El dedo que señala y el juicio que hacemos de los demás son a menudo un signo de nuestra incapacidad para aceptar nuestra propia debilidad, nuestra propia fragilidad. Sólo la ternura nos salvará de la obra del Acusador (cf. Ap 12,10). Por esta razón es importante encontrarnos con la Misericordia de Dios, especialmente en el sacramento de la Reconciliación, teniendo una experiencia de verdad y ternura.”
Papa Francisco, Patris Corde 2
Es tiempo de vivir la ternura envuelto en el AMOR, para recibir preparados al autor del Amor. Mi trabajo es la ofrenda que le doy al autor del trabajo lleno de Amor