Cuarto Día

* Nada Puede Detenerte *

Ella era una bella dama, su nombre era Virginia pero la llamábamos Viqui. Tenía un esposo muy cariñoso, comprensivo y trabajador, junto a ellos estaban sus cinco hijos maravillosos que eran el reflejo de sus padres.
Viqui desde joven supo que era servidora del Señor, por ello llegó a participar activamente de su parroquia: comenzó asistiendo a la Pastoral Familiar y luego en el Equipo de Pre matrimoniales, donde ponía a disposición del grupo todos sus dones.

Viqui, recibió una prueba muy fuerte en su vida de esposa, madre y amiga,
le dio una enfermedad degenerativa y dolorosa que afectó su estilo de vida.
Todos los que compartíamos con ella estuvimos tristes y dolidos, pensando que nuestra Viqui no podría estar más entre nosotros, ya que muchas veces no podía caminar, vimos como imposible su continuación y servicio en la
parroquia. Lo sorprendente es que ella no lo vio así, era tan grande su deseo y convicción de su servicio y participación en la Iglesia que esa enfermedad no era obstáculo para estar firme en su compromiso.
Ella pedía que la lleven al templo en silla de ruedas porque sabía que ese era su lugar, proclamaba la Palabra con entusiasmo y alegría, de tal manera que el mensaje llegaba a todos de forma inevitable. Fue un ejemplo para todos los que la conocíamos.

Lc 1, 11-20

Entonces (a Zacarías) se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo. Pero el Ángel le dijo: «No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan. El será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento, porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni bebida alcohólica; estará lleno
del Espíritu Santo desde el seno de su madre, y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios. Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto.»
Pero Zacarías dijo al Ángel: «¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada.» El Ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia. Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo.»

Zacarías frente al altar, no comprende, desde la óptica humana, el mensaje del Ángel aunque le dice, “Tu súplica ha sido escuchada” y se
le da la noticia de un hijo, significa que lo pedía para su matrimonio. Ese
hijo se le concederá pero estará al servicio de Dios siendo el precursor
de Jesús para preparar su llegada en el pueblo. Hagamos un análisis
de nuestra vida, sin olvidar que lo importante es colocarnos al servicio
de Jesús y aceptemos hoy un lugar en la historia de la Salvación, por
ejemplo, preparándole a Jesús su llegada en la familia, en el barrio. (PDP)
Nosotros dudamos como Zacarías y Viqui era como el anunciado Juan.

❁ ¿De qué manera estoy al servicio del Señor?
❁ ¿Doy algunas horas de mi tiempo al servicio en la iglesia?

✎Ofreceré mi tiempo cada domingo para dar la bienvenida en
una de las misas de mi parroquia
✎Visitaré a los niños abandonados en los hogares de mi ciudad.

“El valor de una persona ya no depende del papel que desempeña, del éxito que tiene, del trabajo que hace, del dinero que tiene en el banco; no, la grandeza y el éxito, a los ojos de Dios, tienen otro nivel: se miden por el servicio. No por lo que se tiene, sino por lo que se da. ¿Quieres sobresalir? Sirve”.

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