Cuarto Día

Encender Una Vela en Noche Buena

En Irlanda cada Noche Buena, en muchos lugares se coloca una vela en la ventana con la intención de iluminar el camino para María y José cuando ellos buscaban una posada en Belén. Este ritual familiar da a conocer que la Navidad finalmente ha llegado.
Pero estas velas en las ventanas no eran simplemente para la Sagrada Familia, eran también un signo de bienvenida para cualquier persona, amigo o algún extraño que pudiera estar de paso en Nochebuena. Todos eran bienvenidos para quedarse y compartir lo que la familia pudiera haber tenido en Navidad. Los irlandeses creían que nadie debería estar solo afuera de casa, especialmente en Navidad.
Esta tradición se originó en el siglo XVII, cuando se suprimió la religión católica. Las iglesias católicas fueron prohibidas y los sacerdotes se escondieron temiendo por sus vidas. Celebraban la Misa en secreto en lugares apartados, las familias esperaban la visita de los sacerdotes para poder celebrar la Misa y recibir la bendición.
Al encender la vela en la ventana, le indicaban a cualquier sacerdote que esa casa era un hogar católico. Todas esas velas encendidas por el camino llamaron la atención de los soldados ingleses. Los irlandeses tenían que explicar a las autoridades inglesas por qué encendían tantas velas en Nochebuena.
La explicación que dieron era que estaban dando la bienvenida a María y José en sus hogares, fue una solución perfecta, por lo que fue considerada inofensiva por los ingleses y no creó ninguna sospecha en las autoridades.
Esta tradición nació en un momento de gran agitación para los católicos irlandeses. En la actualidad ya no es necesario dar esa señal, pero se sigue encendiendo velas en las ventanas cada Nochebuena, o simplemente se encienden las luces del árbol de Navidad, esto indica que el espíritu de Dios reside dentro de la familia mientras hacen una pausa y revflexionan sobre el significado sagrado de esta festividad.

Dios nos habla

Jc 13,2-7.24-25a
Había un hombre de Sorá, del clan de Dan, que se llamaba Manóaj. Su mujer era estéril y no tenía hijos.
El Ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: «Tú eres estéril y no has tenido hijos, pero vas a concebir y a dar a luz un hijo. Ahora, deja de beber vino o cualquier bebida fermentada, y no comas nada impuro. Porque concebirás y darás a luz un hijo. La navaja nunca pasará por su cabeza, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno materno. El comenzará a salvar a Israel del poder de los filisteos.»
La mujer fue a decir a su marido: «Un hombre de Dios ha venido a verme. Su aspecto eran tan imponente, que parecía un ángel de Dios. Yo no le pregunté de dónde era, ni él me dio a conocer su nombre. Pero me dijo: “Concebirás y darás a luz un hijo. En adelante, no bebas vino ni bebida fermentada, ni comas nada impuro, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno de su madre hasta el día de su muerte.”»
La mujer dio a luz un hijo y lo llamó Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo. Y el espíritu del Señor comenzó a actuar sobre él.

Reflexionamos

El libro de Jueces cuenta como Dios suscita a los líderes de Israel encargados de liberar a su pueblo de la opresión. Siempre es Dios quien toma la iniciativa… En la historia del nacimiento de Sansón Dios interviene para liberar a Israel de las manos de los Filisteos. El ángel anuncia que el niño que nacerá será “nazir” – consagrado a Dios, desde el vientre de su madre. De allí viene la exigencia a la madre de no beber las bebidas alcohólicas, ni comer nada impuro (cf. v.4), que son unas normas para los “naziros”, incluyendo la de no cortarse el cabello… Dios se sirve de una mujer estéril para realizar su plan, que resalta la iniciativa de Dios frente las posibilidades humanas. Frente al mensaje del ángel, la madre de Sansón se muestra mucho más entusiasmada con el plan de Dios, sensible e inteligente para acoger el mensaje, en comparación con su propio marido Manoaj. Éste representa al pueblo de Israel con un cierto tipo de escepticismo, conformidad y pasividad en su situación de opresión, y necesita otras pruebas más de que el mensajero proviene de Dios (cf. Jc 13,8-23)… Sin embargo, Dios actúa misteriosamente, no da soluciones inmediatas, siembra en lo pequeño y cotidiano, y ofrece el tiempo para que “el niño crezca” (cf. v.24)… y sus padres también. Es su modo de actuar, que se repite tantas veces en la historia de salvación.
Andres Pesta, SVD

Dialoguemos

¿Qué otras historias me recuerda la historia de Sansón?
¿Creemos que Dios tiene su plan con cada ser humano, desde el vientre materno?
¿Cómo aceptamos a lo que por el momento no entendemos?

Presentemos algunas oraciones espontáneas que nacen en nuestro corazón…

             En las situaciones que se presentan (a veces en contra mi voluntad o plan) en vez de renegar o criticar, oremos y dejémonos guiar por Dios…

             (para los niños) Colocamos la Biblia abierta en nuestro pesebre para recordar que Dios no deja de hablarnos e invitarnos a caminos nuevos…


“Muchas veces ocurren hechos en nuestra vida cuyo significado no entendemos. Nuestra primera reacción es a menudo de decepción y rebelión. José deja de lado sus razonamientos para dar paso a lo que acontece y por más misterioso que le parezca, lo acoge, asume la responsabilidad y se reconcilia con su propia historia. Si no nos reconciliamos con nuestra historia, ni siquiera podremos dar el paso siguiente, porque siempre seremos prisioneros de nuestras expectativas y de las consiguientes decepciones.”
Papa Francisco, Patris Corde, 4

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